Por: Diego Mejía Eguiluz
De los más de sesenta aspirantes que participaron en el primer tryout organizado por el Grupo Internacional Revolución (IWRG), uno de ellos destacó de entre sus compañeros, tanto por su condición física, como por su estilo más apegado a la lucha clásica. Fue tal su rendimiento en la primera etapa eliminatoria, que impresionó a los jueces de la competencia (Eterno, Black Terry y Heddi Karaoui) y logró la calificación perfecta, y si bien a la postre caería en la gran final ante Aster Boy, la gente ya se refiere a él como el Campeón sin Corona. Se trata de Tonalli, el Príncipe Puma.
Oriundo de la Ciudad de México, donde viera la luz hace veintidós años, el amor por la lucha libre le viene desde muy chico, cuando sus papás lo llevaban a su hermana y a él a la Arena Coliseo. El ver a los luchadores subir al ring con sus capas de presentación y sus máscaras tan llamativas y coloridas, así como todos los movimientos aéreos y a ras de lona, fue algo que se le quedó grabado en la memoria y sembraría en él la inquietud por hacer carrera en el pancracio mexicano.
De estilo rudo, comenzó a entrenar a los catorce años y no fue sino hasta tres años después, el catorce de mayo de 2016, cuando hiciera su debut en una función organizada en la alcaldía Coyoacán. Si bien ha tomado clases con varios profesores, son tres quienes influyeron de sobremanera en su formación: Tony Salazar, con quien entrenó en las instalaciones de la Arena México; StarCross, en el gimnasio del Último Guerrero, y el propio luchador de Otro Nivel, que se encargó de reforzar en él las bases de la lucha libre profesional.
Tras ese debut, Tonalli se ha presentado en diversas arenas, como la López Mateos y la San Juan Pantitlán, y en cada una de sus actuaciones se ha medido ante gente muy preparada, de estilo recio y duro, y esto influyó para forjarle el carácter y acrecentar las ganas de salir en este deporte. De estos primeros años, son dos los combates que más recuerda y considera como los más duros en su breve carrera, el primero en contra de los herederos del maestro lagunero: Blue Panther jr. y Black Panther, y el segundo de un riesgo aún mayor, pues puso en juego su incógnita en un combate en jaula ante siete elementos de gran peligrosidad, pero logró escapar del enrejado y mantener su misterio intacto.
Consciente de que las oportunidades no llegan solas, el joven gladiador decidió arriesgarse e inscribirse para los tryouts, de los cuales se lleva grandes enseñanzas. Considera que fue una gran experiencia, donde demostró que la condición física es indispensable para sobresalir, y agradece a toda la gente que quedó encantada con su estilo. “Su apoyo me dio la confianza necesaria durante todo el tryout.”
Tonalli no desiste en su deseo de triunfar y busca “seguir conquistando al público tan exigente de las diversas arenas y abrir las puertas de diferentes promotoras en toda la República Mexicana. Además, seguiré preparándome física y luchísticamente para dar una mejor imagen y más luchas de calidad”. Y señala que si algún promotor, o la misma arena Naucalpan, le brinda la oportunidad de una revancha ante Aster Boy, aceptará con gusto el combate.
En una época donde la lucha libre actual se basa más en los vuelos y en los castigos de poder, Tonalli buscar imponer condiciones a ras de lona, con un llaveo efectivo, a la antigua usanza. La predilección por este estilo proviene de su admiración a gente como Fishman, Sangre Chicana, Dos Caras, Canek, Perro Aguayo, así como de gladiadores más recientes, como Último Guerrero y Negro Casas. Y recalca: “También porque lo clásico nunca pasa de moda”.